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  • Dra. Cristina de las Heras

Mi filosofía del rejuvenecimiento


Para rejuvenecer es necesaria la "Actitud" de querer hacerlo, y eso implica la adquisición de hábitos saludables. El individuo joven es un ser activo, dinámico y entusiasta. Sus células son capaces de revertir casi instantáneamente los procesos oxidativos; turgencia e hidratación de su piel es reflejo de lo que ocurre internamente.


Envejecemos porque vivimos; cada segundo de nuestra vida conlleva cambios celulares, procesos oxidativos, mecanismos de reparación tisular, maduración y adaptación al medio. Por ello la edad se acompaña de cambios físicos y químicos en todos nuestros tejidos, entre ellas la piel.

CÓMO HAN CAMBIADO LOS TRATAMIENTOS EN LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS

Para mí son dos las aportaciones más interesantes en estos últimos cinco años. Por un lado, el abordaje de la flacidez facial siguiendo técnicas vectoriales. Esto implica menor volumen facial evitando caras demasiado "rellenas" y un diseño más personalizado del tratamiento.

Por otro, la simplificación de técnicas de implantación de los hilos de retención facial y otros biomateriales, la incorporación de finas cánulas que minimizan el traumatismo, evitan los hematomas y permiten acceder de manera muy segura a los puntos elegidos.

CLAVES PARA UN REJUVENECIMIENTO SATISFACTORIO

Considero primordial el análisis facial bis a bis (médico-paciente). Una vez analizados los cambios debido a la edad o al exceso de sol, dar prioridad a los más importantes para el paciente y posteriormente corregir e incluso prevenir otros más estructurales o "de fondo".

El rejuvenecimiento debe ser progresivo, suave en los resultados, armónico en su globalidad. Rejuvenecer no es cambiar, sino recobrar facciones, textura, firmeza, en definitiva salud .

PRINCIPALES PREOCUPACIONES DE LOS PACIENTES

En los últimos años he observado un creciente interés por la prevención del deterioro cutáneo ante los primeros signos de envejecimiento; es el caso de las primeras líneas de expresión que se localizan sobre todo en la frente o alrededor de los ojos. Actualmente existe suficiente información que acerca a los pacientes a nuestras consultas solicitando los distintos tratamientos que lo corrigen. Es el caso de la toxina botulínica para las arrugas de expresión o la mesoterapia facial para la revitalización de la piel, por poner dos ejemplos comunes.

Sin embargo, la principal preocupación de las mujeres de cuarenta años en adelante es la flacidez. Recuperar la viscoelasticidad de la piel, el tono muscular, la fuerza de retención de los ligamentos faciales, o elevar la grasa facial descendida a lo largo de las mejillas no es tarea sencilla, aunque cada vez más, contamos con recursos muy interesantes que actúan sobre uno o varios de estos aspectos que he mencionado.

Es por ésto que no existen soluciones milagrosas ante procesos complejos, sino planteamientos integrales diseñados desde la experiencia y la ciencia, así como la combinación acertada de técnicas muy depuradas.

Cada cara soporta una vida, y con ello me refiero a una genética, un histórico médico, unos hábitos (tabaco, alimentación, gestos de expresión ...) y debemos tener todos ellos presentes a la hora de realizar un diagnóstico y proponer un tratamiento.


TRATAMIENTOS MÁS SATISFACTORIOS PARA LOS PACIENTES

Suele suceder que las pequeñas intervenciones son las más satisfactorias para el paciente; es el caso de la corrección de las pequeñas arrugas peribucales, tan sencillas de tratar con láser de CO2 y/o ácido hialurónico. Pequeñas soluciones para grandes complejos. Lo mismo sucede con las hiperpigmentaciones cutáneas provocadas por el sol y su eliminación con luz pulsada ó láser, o los pliegues de las comisuras de la boca que mejoran notablemente con la infiltración de inductores de colágeno.


El abordaje integral facial con el método BIOLIFTING o ENDOPLASTIA es seguramente el tratamiento no quirúrgico más satisfactorio a partir de los cincuenta años.


¿EXISTE OBSESIÓN POR LA JUVENTUD?

No deberíamos soñar con ser más jóvenes; aparte de ser imposible, nos haría perder la oportunidad de acumular experiencias vividas y obtener madurez.La madurez de la cara no tiene por qué denotar desgaste o deterioro; más bien empaque e importancia.


Ser adulto conlleva infinidad de connotaciones muy positivas. Entonces.. ¿por qué joven?.¿Se trata exclusivamente de una cuestión de con quién queremos relacionarnos?


Cuando alguien nos pregunta qué edad le suponemos no nos suele resultar difícil adivinarlo con un margen de error de unos cinco años arriba o abajo. Eso significa que proyectamos la edad que tenemos. La cuestión es.. ¿en qué condiciones nos conservamos?. Conservar ó aportar salud de una manera elegante no sólo produce satisfacción personal. Cuidarnos aumenta nuestras endorfinas, un importante neurotransmisor asociado a la felicidad del individuo.

También es recibido positivamente por las personas de nuestro entorno. Borrar las preocupaciones de nuestro rostro, aminorar las secuelas del estrés o la falta de sueño, o revertir los daños producidos por la exposición al sol sin protección, nos da una imagen más positiva y, por tanto, activa.


¿No es eso lo que asociamos a juventud?



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